✍️ Una de las socias más antiguas y más generosas de Progat Catalunya ha escrito una carta al Periódico en asunto de animales que se han publicado en la versión digital del diario.
“Los animales sienten: evitemos que sean maltratados”
Carmen Chica L’Hospitalet de Llobregat 12 de enero del 2022
Se aprueba la ley de protección animal a nivel estatal. Catalunya es, creo, la primera que se dotó de una ley protectora. Pero, en cualquier caso, España parece que sigue siendo el primer país en maltrato animal, abandono y cosas peores. Baste recordar la práctica rutinaria, en varias comunidades, de ahorcar a los perros, galgos principalmente, al acabar la temporada de caza. En la provincia de Zamora, Seprona ha detectado a un individuo que se sospecha que lo ha hecho con 20 animales. Es escalofriante y evidencia una maldad humana difícil de entender, pero desgraciadamente muy común y ancestral. Es necesario impedir estas actuaciones, y también que semejantes cafres tengan animales, aunque sea la temporada de caza. Y en todo caso hacer un seguimiento, multar y encarcelar a quienes practiquen el maltrato. Si someterlos a cursos o a trabajos en centros de acogida de animales pudiera dar algún resultado positivo, tampoco estaría mal.
Hay expertos para todo: que propongan medidas para impedir para siempre esas actuaciones. Queda tanto trabajo por hacer… y desde luego agradecer al ministro Garzón sus palabras sobre la lacra de las macrogranjas. No ha atacado a nadie, solamente ha dicho lo que es una verdad manifiesta y defendida por la Comisión Europea y por otros países que exhiben más catadura moral que el nuestro. Eliminar esas macrogranjas protege el medio, crea empleo y evita un sufrimiento animal indecible. Los animales dedicados al consumo son carne cuando han muerto; mientras, son seres vivos, sufrientes y que tienen que ser tratados con respeto y procurando su bienestar, que a la postre redunda en nuestro beneficio. El propio sacrificio y el transporte tiene que seguir unas normas que ya están establecidas para evitar en la medida de lo posible aumentar el sufrimiento final.